Así ha evolucionado el ‘prime’ de la élite futbolística europea en 20 años
Así ha evolucionado el ‘prime’ de la élite futbolística europea en 20 años

Así ha evolucionado el ‘prime’ de la élite futbolística europea en 20 años

2022-02-25

Los jugadores llegan a su mejor momento de forma a una edad cada vez más tardía: ¿mito o realidad?


En mayor o menor medida, la inmensa mayoría de aficionados y aficionadas al fútbol estaremos de acuerdo en que la hegemonía de Cristiano Ronaldo (37) y Lionel Messi (34) en el balompié mundial durante casi una década, aun siendo galardonado el argentino con su séptimo Balón de Oro a finales del año pasado, rebasó su cénit hace tiempo. Su calidad sigue siendo indiscutible, qué duda cabe, pero también lo es el hecho -triste, sin duda- de que su influencia es cada vez menor.

Zlatan Ibrahimovic (40), clave en la mejoría ofensiva del AC Milan en la última temporada y media, o Luis Suárez (35), vital en la consecución del título de Liga del Atlético de Madrid el curso pasado, son sólo dos de los muchísimos ejemplos que podríamos enumerar como introducción de este análisis. Futbolistas ‘top’, aunque harto longevos en comparación con quienes les precedieron, cuyo prime’, o mejor momento de forma, ya pasó. Como el de tantos compañeros de profesión.

Una situación bien distinta atraviesan, sin embargo, Robert Lewandowski (33), que va camino de su segunda Bota de Oro consecutiva, o Karim Benzema (34), referente indiscutible de Carlo Ancelotti en su segunda etapa al frente del Real Madrid. Tanto el polaco (99) como el francés (97) ostentan la mayor puntuación ELO del planeta en la actualidad, superando a ‘La Pulga’ (96) y a un Mohamed Salah (95) que, al filo de la treintena, lidera la ‘caza’ del Liverpool al Manchester City.

Si no está familiarizado con el ELO, debe saber que se trata de un sistema de puntuación que tiene en cuenta aspectos tan variados como el nivel del equipo rival, los minutos de juego, las titularidades, la contribución ofensiva, las amonestaciones y el nivel de la liga en la que milita el futbolista, entre muchos otros aspectos. Los algoritmos de BeSoccer Pro tienen en cuenta todas estas variables a lo largo de la carrera del jugador para determinar su calidad actual: estrella mundial, futbolista con gran proyección, jugador de clase baja, etcétera.

Pero, ¿son estos casos una excepción o la percepción de que el rendimiento de los futbolistas ha experimentado una notable mejoría en cuanto a durabilidad es real? ¿Llegan los jugadores de élite, por regla general, a su pico de rendimiento a una mayor edad que hace años o sólo en casos muy especiales, como estos? Tener en cuenta la contribución ofensiva (goles + asistencias) es fácil; lo difícil es evaluar cualidades intangibles de posiciones como las de portero o mediocentro.

Inspirados en el trabajo de Tom Worville en The Athletic, que intentó dar respuesta a estas preguntas analizando los minutos disputados por los jugadores de la Premier League en los últimos diez años, en BeSoccer Pro hemos querido dar un paso más allá. Utilizando datos objetivos como el ELO, que de por sí ya tiene en cuenta la regularidad del jugador en cuanto a tiempo de juego, y el número de partidos disputados por jugadores ubicados en determinadas franjas de edad, nuestro análisis se extiende a las cinco grandes ligas europeas desde el año 2002.

A fin de que la muestra a estudiar fuese lo suficientemente significativa, ésta se ha limitado a aquellos futbolistas que alcanzasen o hayan alcanzado, como mínimo, los 70 puntos de ELO en algún momento de su carrera.

Tradicionalmente, los guardametas han sido considerados los futbolistas que alcanzan su mejor momento de forma más tarde. Se trata de una posición de gran responsabilidad, que no sólo requiere de grandes dosis de agilidad, sino también del temple y la sangre fría que otorgan la experiencia. Entre 2002 y 2006, los porteros mayores de 31 años estuvieron implicados en el 42.18% de los encuentros disputados en las primeras divisiones de España, Inglaterra, Francia, Italia y Alemania. Todo cambió, sin embargo, a partir de 2007.

Los cancerberos de entre 26 y 28 años fueron mayoría en los partidos celebrados durante los tres lustros siguientes, mientras que los que superaban la treintena vieron reducida su participación de forma progresiva. Curiosamente, y pese a esta suerte de ‘rejuvenecimiento’, también lo hicieron, y de forma significativa, los menores de 20. La mayor calidad media (ELO) se concentró entre los 29 y los 30 años, rango en el que se sitúan actualmente Thibaut Courtois (29), Alisson Becker (29) o Jan Oblak (29).

Esto confirma a Gianluigi Donnarumma (22), Aaron Ramsdale (23), Ilian Meslier (21), Unai Simón (24) o Alban Lafont (24) entre las meritorias excepciones de un gremio particular, el de los porteros, que ha experimentado una de las mayores evoluciones en cuanto a su implicación en el juego colectivo durante el siglo XXI. Manuel Neuer (35), uno de los grandes ‘revolucionarios’ bajo palos, continúa en activo -aunque lesionado- y como titular indiscutible en su club y su selección, al igual que Hugo Lloris (35) o Kasper Schmeichel (35).

Además de la de portero, la de defensa central es otra de las grandes ‘profesiones’ de riesgo dentro del balompié profesional. De hecho, su evolución hacia un mayor dominio del balón y una distribución más efectiva de éste, impulsada por el ‘boom’ del Juego de Posición popularizado por la selección española de Luis Aragonés y Vicente del Bosque, así como por el FC Barcelona de Pep Guardiola (51), ha ido de la mano del de los cancerberos.

Todo ello ha tenido una incidencia directa en el incremento del ELO medio en todas las franjas de edad. Si hasta 2016 el ‘pico’ de ELO se alcanzaba mayormente entre los 29 y los 30 años, entre 2017 y 2021 lo hizo entre los 31 y los 33, por lo que Virgil Van Dijk (30), David Alaba (29) -si consideramos ésta la posición principal del polivalente austriaco- o Kalidou Koulibaly (30) podrían no haber llegado todavía a su ‘prime’ particular.

El grueso de encuentros disputados, no obstante, correspondió en todo momento, y por amplísima mayoría, a los jugadores de entre 26 y 28 años que ostentan u ostentaron este puesto, alcanzando el 27.02% de 2007 a 2011. La formación de centrales cada vez mejorarmados’, unida a los avances de la ciencia y la nutrición deportivas, ha prolongado la ‘vida útil’ -llamémosla así- de los centrales de la élite europea, convirtiéndose en activos cada vez más valiosos.

Los Sub 23, sin embargo, han visto paulatinamente mermadas sus opciones de participar en encuentros de la máxima exigencia, pasando del 20.78% entre 2002 y 2006 al 17.53% entre 2017 y 2021. Sven Botman (22) y Jules Koundé (23) suponen dos celebradísimas excepciones.

A principios de siglo, la imagen de un lateral no es la que tenemos ahora. A ello contribuyó enormemente también el Juego de Posición y el ejemplo concreto de Dani Alves (38) cuando abandonó el Sevilla para poner rumbo a la Ciudad Condal, donde formó parte de la época más exitosa de la historia del FC Barcelona. En la actualidad, Trent Alexander-Arnold (23) o Joao Cancelo (27) ejercen un papel parecido, aunque mucho más complejo, que el del brasileño entonces.

Nunca han estado los laterales tan lejos de ser considerados parte de la línea defensiva de un equipo como ahora. La reciente popularidad de los sistemas de juego con tres centrales ha dotado a estos futbolistas de mayor responsabilidades ofensivas -lo que les asocia, inevitablemente, con la velocidad y la resistencia física- y de creación del juego. Pero, lejos de lo que parecería lógico, como una mayor participación de carrileros Sub 25, ésta ha decrecido radicalmente en los últimos años.

Entre 2002 y 2006, ésta fue del 38.47%; entre 2007 y 2011, del 40.96%; y entre 2012 y 2016, del 41.61%. No obstante, entre 2017 y 2021, cayó en picado hasta el 33.74%. ¿A qué se debe, si el ELO medio, que se ha mantenido prácticamente inalterable en el resto de franjas, ha mejorado ostensiblemente entre los 21 y los 23 años de edad? Una posibilidad es la imperiosa necesidad de que quien ocupe dicha posición posea una elevada comprensión táctica.

Como ésta se suele ganar con la experiencia, esto explicaría por qué laterales y carrileros de entre 26 y 30 años han participado en el 45.92% de los encuentros disputados durante el último lustro en las principales ligas del continente europeo.

Prácticamente lo mismo ha ocurrido en el caso de los mediocentros defensivos, cuyo papel anteriormente se limitaba a labores de destrucción del juego. Viéndose forzados a construirlo también, este rol específico se ha revalorizado notablemente con el paso del tiempo, mejorando al mismo tiempo, y de forma notabilísima, la calidad media de quienes lo ejercen o han ejercido en las últimas dos décadas.

Buen ejemplo de ello es que entre 2002 y 2006, el ELO medio de los pivotes menores de 20 años era de 54.44, ascendiendo a 65.07, más de diez puntos, entre 2017 y 2021. A pesar de ello, cada vez menos futbolistas Sub 25 se han visto involucrados en encuentros domésticos oficiales en esta posición. Si entre 2002 y 2006 su presencia fue mayoritaria (44.91%), entre 2012 y 2016 se desplomó (34.35%) en detrimento de aquellos comprendidos entre los 26 y los 33 (59.53%).

A pesar de haberse equilibrado ligeramente la balanza en los últimos cinco años, no lo ha hecho la calidad media, que se ha concentrado claramente entre los 24 y los 28 años. Una evidente progresión desde el primer lustro del siglo XXI, cuando fueron los mediocentros defensivos mayores de 33 años, con 74.17 de ELO medio y una participación del 5.80% de los partidos, los que mejor valoración ostentaban.

Parece obvio que, además de la necesidad de leer el juego de forma casi perfecta en dicho puesto, se precisa de la capacidad de realizar un enorme despliegue físico para ocuparlo de forma regular. De ahí que la elección de futbolistas como Tomás Soucek (26), Rodri (25) o Wilfred Ndidi (25) -todos ellos en la Premier League- sea compatible con la de Sergio Busquets (33) o Fernando (34) -ambos en LaLiga Santander-, según el sistema de juego y el papel específico que se les otorgue.

La de mediocentro creativo u ofensivo es una de las posiciones que menos cambios al respecto ha experimentado en este tiempo, más allá de una mejoría generalizada de los futbolistas menores de 20 años, cuyo ELO medio ha pasado de 53.77 a 63.34, acompañada, eso sí, de un radical descenso de su participación, inferior al 5% en el último lustro pese a rondar el 7.52% entre 2007 y 2011.

Entre los 26 y los 28 años, como en el resto de casos, se concentró siempre el mayor número de participaciones en el periodo de tiempo que nos ocupa, decayendo sistemáticamente a partir de los 29. No ha sido el caso de Luka Modric (36), Kevin De Bruyne (30) o Sergio Canales (31), un puñado de casos especiales. Lo mejor de Bruno Fernandes (27), Paul Pogba (28) o Nabil Fekir (28) podría estar aún por llegar, según esta tendencia.

La calidad de estos jugadores ha mejorado ostensiblemente en la última década de los 21 a los 25 años -como denotan Youri Tielemans (24) o Christopher Nkunku (24)-, aunque mención especial merecen también aquellos que contaban de 31 a 33 el pasado lustro, entre los que se encuentran Toni Kroos (32), Jordan Henderson (31) o Dani Parejo (32).

El de los atacantes en banda es, sin duda, uno de los casos más interesantes de todos los que han pasado por la lupa de BeSoccer Pro. Al igual que los carrileros, están encasillados como los futbolistas con mejores atributos de velocidad y desborde. Los ‘highlights’ de la primera etapa de Joaquín Sánchez (40) en el Real Betis o de un jovencísimo Jesús Navas (36) en el Sevilla de Juande Ramos (67) han dado paso a los de Adama Traoré (26) cuando hablamos de extremos ‘clásicos’.

Hace tiempo, sin embargo, que el papel del extremo mutó, evolucionó hasta convertirse en uno de los elementos ofensivos más determinantes sobre el terreno de juego, y no precisamente por sus largas galopadas junto a la línea de cal o sus centros medidos a la cabeza de un ‘9’ de los de antes. Lo que no ha cambiado es la percepción de que es un rol predestinado a aquellos futbolistas más jóvenes y atléticos de la plantilla. Y así ha sido durante los últimos 20 años.

Si entre 2007 y 2011, los extremos Sub 25 participaron en el 42.7% de los partidos de las cinco grandes ligas, entre 2012 y 2016 ascendió al 47.7%, correspondiendo el 9.10% a jugadores Sub 20. Por si fuera poco, en dicho lustro la calidad media de estos se situaba en 58.49 puntos de ELO medio. Cinco años después, ésta se disparaba a los 68.54, aunque con una involucración mucho menor (6.79%). Llamativo, cuando menos, pese a Vinícius Jr. (21) y Kylian Mbappé (23).

En el caso de los mayores de 29 años, su presencia en encuentros domésticos oficiales de las grandes ligas europeas pasó del 30.95% de 2002 a 2006 al 25.06% de 2012 a 2016, sufriendo un leve repunte en los últimos cinco años (27.48%) gracias a futbolistas como Ivan Perisic (33), Riyad Mahrez (29), José Luis Morales (34) o el mismísimo Leo Messi.

Si hay un grupo de futbolistas que de verdad se amoldan al sentir general de que llegan a su ‘prime’ cada vez más tarde, ése es el de los delanteros centro. Es un caso, de hecho, bastante particular, pues, hasta 2017, aquellos que superaban los 29 años de edad fueron participando cada vez menos en partidos de liga. Desde entonces, no obstante, su presencia ha experimentado un incremento sin precedentes.

Para muestra, un botón: de 2002 a 2006, los ‘9’ mayores de 29 años participaron en el 33.05% de los encuentros de las grandes ligas; de 2007 a 2011, en el 32.96%; de 2012 a 2016, en el 31.88%; y de 2017 a 2021… ¡en el 41.18%! Hasta ese momento, además, el mayor ELO medio se había concentrado entre los 26 y los 29 años, pero en el último lustro lo hizo entre los 31 y los 33 (75.86), alcanzando de paso el pico de los últimos 20 años.

Los ya mencionados Lewandowski y Benzema se hallan en este selecto grupo de goleadores veteranos, al igual que Ciro Immobile (32), que ganó la Bota de Oro 2019-2020, Thomas Müller (32), uno de los atacantes más completos del mundo, o Pierre-Emerick Aubameyang (32), que busca empezar de nuevo lejos de Londres. Ellos sí que han logrado ‘envejecer’, digámoslo así, como un buen vino.



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